miércoles, 19 de octubre de 2011


He aprendido a acelerar, pero jamás a echar el freno.


Aprendí que los amores pueden terminar en una noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos, que desconocidos pueden volverse mejores amigos, que nunca terminamos de conocer a una persona de verdad, que el nunca mas nunca se cumple y que el para siempre siempre termina, que con fuerza todo se puede.
El que quiere lo puede, lo logra y lo consigue, el que arriesga no pierde nada, y que perdiendo también se gana, se gana habiéndolo intentado y habiendo tenido el valor suficiente para intentarlo aún sabiendo que podía perder.


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